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lunes, 16 de enero de 2017

CAJAMARCA AL 2017: NI OBRAS NI PROYECTOS


Tito Zegarra Marín
Hace 15 años dejé de vivir en Cajamarca, consecuentemente cesé como docente en la Universidad Nacional y me trasladé a residir en Celendín (mi tierra), pero no por ello me desvinculé de esa querida ciudad, de su historia, su paisaje y los buenos amigos.

Quizá por eso, por mi profesión y el cariño que le prodigo, es que siempre soñé verla renovada, ordenada y con todos sus servicios. Lamentablemente, pasados esos años, muy poco es lo avanzado, salvo el inusitado crecimiento en su volumen poblacional, en la extensión desaliñada como ciudad y en el transporte caótico de carros y mototaxis.

En otros aspectos, nada o casi nada importante que rescatar en lo que va del siglo, nada trascendente para el mañana, no obstante los buenos tiempos del canon minero cuyos elevados montos no sabemos a dónde demonios han ido, aunque no es difícil imaginar la barriga y los bolsillos engordados de alguna gente. A lo que hay que agregar, la ineficiencia e ineptitud de los gobiernos regionales y municipales, responsables directos de la carencia de importantes y postergadas obras.

Veamos algunos casos: No contamos con nuevas pozas de tratamiento de aguas servidas y seguimos conviviendo con la pestilencia contaminante de las actuales, casi al centro de la ciudad. No tenemos  un terminal terrestre moderno como lo tienen las ciudades importantes del país. No disponemos de un mercado modelo y seguimos apiñados en locales vetustos e inseguros. No somos capaces de ampliar y mejorar el sistema de agua potable, incluyendo el proyecto Chonta. No tenemos definido nuestro centro histórico con una o dos vías peatonales y las formas tradicionales de sus construcciones. No damos la debida importancia a sus recursos arqueológicos, caso Huacaloma, convertido en botadero y letrina pública.

Y en lo económico, Cajamarca y sus provincias no dan señales de  despegue y mejora en su capacidad productiva, continúan precarizadas y con cientos de jóvenes sin trabajo y sin norte. Y para colmo, no tenemos proyectos que impliquen  grandes inversiones como para inyectar dinero y mover su economía, por cierto, deben ser proyectos que no contaminen ni ajenos a las comunidades. Tampoco vemos políticas claras de apoyo a la producción diversificada y al turismo, de lo cual tanto se pregona. Desde Celendín, abogamos porque se concreticen los proyectos hidroeléctricos Chadín 2 y Río Grande, en el Marañón. Cajamarca, al 2017, requiere de proyectos y muchas obras.


*Publicado en el diario Panorama Cajamarquino el 3-01- 2017 

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